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viernes, 11 de abril de 2014

ENTREVISTA: "LUIS DIEGO FERNÁNDEZ, UN NUEVO HILADOR DEL LIBERTARISMO"



Imagen cortesía de LDF


Por: Jorge Luna Ortuño

Luis Diego Fernández (Buenos Aires, 1976) es un prolífico y joven valor de la escena cultural y editorial argentina. Titulado en filosofía en la UBA, se reivindica antes como ensayista. Ha publicado los libros Furia y clase (2009), Hedonismo libertario (2013) y Los nuevos rebeldes (2013). Su blog LOUNGE en el internet es su mejor carta de presentación. Su proyecto filosófico sigue con pasión la línea de otro contemporáneo, Michel Onfray, que reivindica un hedonismo como trabajo sobre sí mismo. Nueva Crónica y buen gobierno propuso una conversación en líneas generales que se hizo más concreta por la claridad de sus posiciones. La entrevista aparecerá prontamente en la versión impresa de la revista quincenal. 

¿Qué es para ti, en última instancia, el acto de leer?
Leer es quizá la actividad más constante que hago desde la infancia. Se puede leer de muchas maneras, de todos modos en mi caso la lectura casi siempre está asociada al acto de estudiar. Más que leer, estudio, y no es lo mismo. Uno cuando estudia, relee, se pelea con el autor, marca el libro, lo subraya, disiente, se sorprende, se enoja, toma notas y apuntes. En definitiva, se trata de asimilar conocimiento o conceptos nuevos. Incluso cuando leo ficción (cada vez menos) también lo hago estudiando la mecánica del argumento, los personajes como ideas, etc. Leer para mí es acto de placer intelectual pero sobre todo es un trabajo.

¿Te has propuesto a ti mismo la práctica de la filosofía como una creación de conceptos o como una esquematización de tradiciones?
Quizá sea un poco forzado ponerlo en ese sentido de opción excluyente. Antes que filósofo soy escritor, ensayista. Mi pasión y trabajo es la escritura, sucede que escribo ensayos donde la filosofía es la pata central por mi formación y es el corazón de mi visión de mundo y mi acercamiento a diferentes objetos. Hablar de creación de conceptos como decía Deleuze me parece un poco pedante y megalómano. Considero que recién estoy comenzando, tengo 38 años y para un escritor es nada. No fundé ningún concepto e incluso tampoco sé exactamente a qué se refiere Deleuze cuando dice eso de Descartes o Nietzsche. Uno puede tener ideas, algo más modesto, y ver como esas ideas encarnan algo nuevo pero siempre en diálogo con otras filosofías.

   Respecto de “esquematizar tradiciones”, sí, podría decir que me interesan los linajes y las genealogías entre autores. En ese sentido, sí, me gusta realizar conexiones o cánones de tradiciones de pensamiento o estética que me interpelan; en mi caso puntual son dos: el hedonismo y la tradición libertaria. En esas esferas me gusta aglutinar familias de parentesco.  Eso también opera como un orden para poder pensar mejor, dar clases, exponer, ser claro. Creo que me acerco más a eso. Mi “creación” en todo caso está más en mi escritura, en como digo las cosas o en las interrelaciones que genero con temas más excéntricos como los vinos, el dandismo, la pornografía o el rock, que para mí son efectos colaterales del linaje hedonista y libertario.

Tomás Abraham suele decir que no se estudia filosofía para ser “mejor persona”, y da el ejemplo de varios filósofos como Shopenhauer, Kierkiegaard, Nietzsche, Heidegger, etc., en el sentido de que no eran excelentes personas. Por otra parte, existe desde los griegos un trabajo dedicado a la construcción de uno mismo que debía repercutir en un ser más desarrollado, más comprensivo... ¿Cómo conciliar ambas posiciones, a fin de evitar que la filosofía se reduzca a una terapia para vivir mejor, tema tan en boga de la actualidad?
Coincido con Tomás: no necesariamente la filosofía forja mejores personas. Esos ejemplos son claros. Creo que el malentendido está en leer cuestiones como “arte de vivir” o “gobierno de sí” como si fueran recetarios o manuales. Eso no existe y la filosofía nunca se lo propuso. La filosofía es interpelación desde Sócrates. Lo que sí existe muy claramente es la cuestión de la ascesis filosófica en escuelas como los estoicos, los epicúreos o los cínicos. Eso es lo que a mí me interesa y que rescata el último Michel Foucault.

Además de las herramientas que un blog ofrece para publicitar el propio trabajo, ¿cuáles son para ti sus puntos positivos y negativos en cuanto a los hábitos de escritura que promueve?
Yo ya hace años que no escribo más para mi blog. Lo hice al comienzo (2005, 2006) pero ya publico en editoriales independientes o grupos multinacionales, y en medios de Argentina, España o América Latina. Mi blog ahora funciona tipo website: allí cuelgo todo los textos que publico en medios y lo uso para comunicar mis actividades docentes y culturales. No sé si hay hábitos negativos o positivos, para mi es exactamente igual publicar en un blog, escribir un artículo para un diario de gran tirada o un libro. Es la misma lógica y mecánica.

¿Cuál es para ti la imagen de una vacación ideal?
Me gustan las ciudades, soy urbano, soy porteño. Cuando puedo suelo viajar a Estados Unidos, me gusta la costa oeste (San Francisco y Los Angeles) y New York (luego de Buenos Aires es la ciudad que más conozco). Lo ideal para mi es caminar por ciudades, que haya librerías, cafés, cines, movida nocturna. Me gusta nutrirme de lo nuevo.

¿Eres hincha de algún equipo de fútbol? ¿Cuál?
De ninguno, no me interesa el fútbol.

¿Cuáles son los tres libros de filosofía que te llevarías contigo si tuvieras que recluirte un año en una isla?
Radiografía de la Pampa de Ezequiel Martínez Estrada, Historia de la sexualidad de Michel Foucault y Política del rebelde de Michel Onfray.

En Bolivia depender de la propia gestión para tener laburo es difícil, suele ser muy inestable. ¿Existen en Argentina algún tipo de estímulos para el trabajo de los free lance? Esto en referencia a tu postura respecto del trabajo y el grado de libertad que se deriva de ese tipo de relación laboral.
Acá en Argentina también es muy complejo poder depender económicamente del trabajo autogestivo y freelance y más todavía en la esfera cultural o editorial. Creo que cada caso es un mundo, particularmente yo trabajé diez años en relación de dependencia (en la industria editorial) y siempre busqué mayor libertad para poder dedicarme a dar clases, y escribir, que es lo que siempre quise. Hace cuatro años vivo de manera completamente independiente a través de varias actividades: mis clases en mi Escuela de Filosofía, seminarios en otras instituciones, periodismo cultural, mis libros y actividades editoriales. Se puede hacer pero requiere de mucha disciplina y fuerza de voluntad así como de capacidad emprendedora e inventiva. Yo no tengo ni solicité nunca ningún subsidio ni beca estatal ni privada. Ni sé cómo se hace. No soy ejemplo de nada ni digo que sea bueno o malo, sólo que en mi caso particular me sale así y me gusta vivir así. Más allá que mi visión de mundo es libertaria y trato de ser consecuente entre mis acciones y mi discurso, uno siempre está en contacto con lo institucional estatal o privado, yo realizo trabajos puntuales pero sin formar parte de esas estructuras. Es un modo de vida que no implica hacer cualquier cosa, sino todo lo opuesto, tener muy claro hacia donde se va. La inestabilidad laboral está presente como también lo está en otros trabajos como la actuación, el teatro, las actividades artísticas en general, pero también si uno trabaja en una empresa está el riesgo permanente de ser despedido. Salvo se tenga herencia familiar (no es mi caso) y se rechace ser un funcionario público (tampoco me interesa ese condicionamiento ideológico) es la única forma que encuentro para generar mis ingresos: ser un trabajador autónomo.

La última. ¿Placer o deseo? ¿Por qué?

No sé puede elegir. El deseo es el motor, es el creador de la realidad. El placer es una consecuencia, es un acto concreto. Los dos son vectores centrales de mi vida y estimo que de la vida sana de cualquier persona que busque la felicidad en este mundo. 

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